






Cada lunar se considera un registro visual que encapsula la memoria intrínseca del cuerpo, formando así un inventario completo de todos los lunares presentes en él. A través de estos fragmentos corpóreos se configura una representación del cuerpo que nunca termina de aparecer. Este proceso se realiza mediante copias en litografía, estableciendo una conexión entre el poro de la piedra y el poro de la piel. Este vínculo humaniza la imagen técnica y, al mismo tiempo, provoca un contraste entre la representación digital y los métodos artesanales de reproducción. Asistencia: Gaspar Vergara