La artista debe ser hermosa
"El arte debe ser hermoso; la artista debe ser hermosa", repetía Marina Abramovic en su obra "Art must be beautiful", mientras se cepillaba convulsivamente el cabello. En esta acción, el cepillo fue sustituido por un labial rojo, como símbolo estereotípico de la belleza femenina y de las imposiciones de género que se implantan en el cuerpo a través de los años y las rutinas de belleza obligatorias. Algo similar ocurre con el arte, donde el deber ser lo moldea y restringe, produciendo que su fin último sea la belleza, relegando así su poder crítico. En esta acción se hacen evidentes dichas imposiciones, burlándolas y corporeizándolas,.